Haskell Free Library and Opera House.
Recientemente apareció una nota en la red sobre una biblioteca y casa de cultura construida a propósito hace más de un siglo en un punto de la línea divisoria entre Estados Unidos y Canadá, en el noreste, entre Vermont y Quebec. Se trata de una manifestación de la poca importancia que dos pueblos, Stanstead (Canadá) y Derby Line (EU) le dan a una línea divisoria para ellos irrelevante, porque sólo la línea pintada en la calle separa a dos pueblos que comparten casi todos los servicios y donde, claro, las familias están distribuidas indistintamente en uno u otro país.
Es curioso que erigieran una biblioteca y sala de ópera como símbolos de la unidad en la que cotidianamente viven ambas poblaciones. El lado canadiense es Quebec, donde, se sabe, hablan francés y tienen un fuerte sentido de pertenencia cultural. El idioma, pues, no es una barrera entre ellos. En la biblioteca, como un detalle de la decoración, cruza por el piso la línea que divide ambos países; entonces los lectores, se sientan en Estados Unidos y van a cambiar su libro a Canadá, a cuatro pasos de distancia.
Probablemente en otras fronteras del mundo hay líneas fronterizas que, como aquí, son más simbólicas que reales, pero en el otro lado de la frontera de Estados Unidos, el escenario es muy distinto. No hay estantes o mesas que inviten a habitantes de uno u otro lado a sentarse a compartir una lectura o ver un espectáculo con las gradas en un país y el escenario en el otro, como ocurre en la Haskell Free Library Opera House. A partir de 2001, las cosas también cambiaron en ese punto entre Canadá y Estados Unidos; la biblioteca tuvo que ajustarse a nuevas disposiciones y la línea ya debe tomarse en serio.
Con información de: http://www.sinembargo.mx/21-02-2016/1627033 |