Open Access
Libre acceso o Acceso abierto son las traducciones más aceptadas, pero Open Access sigue siendo el término más común para referirse a una manera no comercial de transmitir conocimientos bajo el principio de compartir antes que vender. La industria editorial, como su nombre lo indica, es una industria, por lo cual su principal objetivo es la venta. Muchas veces busca que ese objetivo básico de toda empresa o comercio parezca menos evidente cuando las editoriales de revistas científicas ponen el acento en la importancia y los beneficios de la difusión de la información, pero la realidad es que esa difusión está subordinada a la capacidad de acceso a la misma, es decir, si se puede o no pagar por tener acceso. Desde hace algunas décadas, incluso antes de Internet, grupos de investigadores se dieron cuenta de que el acceso a su trabajo de investigación estaba controlado por la editorial a la que le entregaban sus artículos. Muchas veces ni siquiera colegas de otras universidades o ellos mismos tenían acceso a ese material si su universidad no estaba suscrita a tal o cual revista. Vieron que una manera simple y lógica era compartir entre ellos sus avances y resultados, pero ya estaban entrando en el terreno de la infracción de los derechos de autor, aunque los autores fueran ellos.
Con la llegada de Internet, el movimiento Open Access surge con más fuerza como la necesidad de tener acceso irrestricto y no condicionado a textos educativos y científicos. No es necesario pagar, tener una membresía o cumplir con algún requisito para consultar textos publicados bajo esta modalidad. Los responsables de los derechos, generalmente los mismos autores, están de acuerdo con que sus obras sean consultadas partiendo de la confianza en que se hará con fines no lucrativos, educativos y sin buscar perjuicio alguno.
Uno de los principios del Open Access es la confiabilidad, por lo que siempre se busca que los materiales sean revisados por pares ( peer review ). Esto le impide el paso al argumento de que no pagar equivale a tener contenidos de mala o baja calidad.
Otro principio que va de la mano tiene que ver con que una buena parte de la investigación científica se financia con dinero público, por lo cual la sociedad tiene el derecho a recibir, sin que medien pagos, condiciones o barreras de algún otro tipo, los beneficios de investigaciones y resultados que signifiquen un bien para la mayoría.
La declaración de principios de Budapest es una de las primeras iniciativas OA.
Iniciativa Budapest (2002) para el Acceso Abierto
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